Metatarsalgia del ciclista

La bicicleta se ha incorporado al paisaje de nuestras ciudades y su uso ha dejado de tener un componente esporádico o estacional. Por convencimiento personal, por la existencia de nuevos espacios para circular sobre ella, o por simple moda, la realidad es que cada vez son más las personas que utilizan la bicicleta en sus desplazamientos cotidianos. La rapidez y el elevado grado de autonomía que proporciona la han hecho ganar rápidamente adeptos, quienes pedalean animosamente por la ciudad sin dejarse vencer por las inclemencias meteorológicas o la difícil orografía de algunas calles.

La bicicleta se ha incorporado al paisaje de nuestras ciudades y su uso ha dejado de tener un componente esporádico o estacional. Por convencimiento personal, por la existencia de nuevos espacios para circular sobre ella, o por simple moda, la realidad es que cada vez son más las personas que utilizan la bicicleta en sus desplazamientos cotidianos. La rapidez y el elevado grado de autonomía que proporciona la han hecho ganar rápidamente adeptos, quienes pedalean animosamente por la ciudad sin dejarse vencer por las inclemencias meteorológicas o la difícil orografía de algunas calles.

 

En paralelo a la expansión de este deporte urbano han crecido las lesiones asociadas a su práctica, tanto las traumáticas como las debidas a un sobre esfuerzo (originadas por errores técnicos o por falta de entrenamiento). El movimiento continuo y repetitivo que implica la bicicleta afecta de forma muy directa al pie, al ser el último eslabón de toda la cadena de fuerza que se pone en marcha con el pedaleo. Repetir una y otra vez de forma errónea la dirección del impulso generado, al igual que mantener persistentemente una mala postura, puede generar una pérdida de rendimiento y originar las lesiones típicas del ciclista. Una de las más comunes es la metatarsalgia.

 

Se caracteriza esta lesión por un dolor en la parte anterior del pie (metatarso), que es la que actúa prioritariamente mientras se mueven los pedales. El dolor puede venir inducido por una postura incorrecta sobre la bicicleta, una mala colocación del pie, o por movimientos descoordinados durante el pedaleo. Si a ello se suman factores como el sobrepeso, el pie cavo, o el uso de calzado inapropiado, la compresión de los nervios plantares situados entre los metatarsianos está prácticamente asegurada.

 

La buena disposición con la que algunos se han lanzado a este deporte no debe quedar frenada por la comisión de errores que pueden solucionarse con la ayuda de un especialista. Un podólogo deportivo puede aconsejar sobre cuestiones técnicas como son la colocación de las calas y el sillín, la postura correcta para montar en bicicleta, los tipos de pedales más adecuados, o el calzado apropiado a cada pie y situación. Además, valorará la necesidad de utilizar cualquier tipo de soporte plantar con el que mejorar el rendimiento y prevenir la aparición de lesiones relacionadas con la biomecánica.

 

Pedaleando se puede disfrutar mucho, siempre que se haga de forma correcta.

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