Como tantas otras actividades, el fútbol sala se ha convertido en un deporte cada vez más popular que cuenta con numerosos aficionados que lo practican en fin de semana, pero en muchas ocasiones se juega sin la preparación física y el calentamiento adecuados, circunstancias que acentúan las posibilidades de sufrir una lesión. El fútbol sala es un deporte de contacto, lo que significa que los deportistas entran en contacto físico sin intención de producir lesión corporal, pero, lógicamente, las lesiones se producen. Unas veces por factores ajenos al deportista (estado y tipo del terreno de juego, material deportivo, contrincantes…), y otras por factores dependientes de él (preparación física, dominio de la técnica, experiencia…).
Y es que muchos jugadores de fútbol sala lo practican una vez a la semana, de una forma festiva que tiene más que ver con una actividad socializadora que con una estrictamente deportiva. Además,
es un deporte en el que se concentra el ejercicio físico en un espacio de tiempo relativamente corto, con marcados cambios de ritmo, y no siempre los deportistas se han preguntado si están
practicando el deporte más adecuado a su edad, o si lo están haciendo en las mejores condiciones.
Las lesiones producidas en fútbol y fútbol sala son similares, aunque este último deporte posee unas características propias ante las que se debe estar preparado: un juego más rápido y agresivo, un balón más pesado, y un terreno de resistencia mayor que el césped. Todos ellos son factores que pueden provocar un mayor número de lesiones por impacto directo y en el pie.
Entre todas las lesiones posibles, sin duda, es el esquince de tobillo la más frecuente. Y en este punto la prevención juega un papel muy importante, porque para practicar fútbol sala hay que utilizar unas zapatillas específicas que protejan las zonas más expuestas, como es la parte anterior del pie y la parte posterior del tobillo y del tendón de Aquiles.
Hay que recordar que las lesiones pueden tener repercusiones más allá de la propia actividad física, pues pueden afectar a otros aspectos de la vida del deportista. Es fundamental hacer deporte, pero en las condiciones adecuadas. En el caso del fútbol sala, se requiere un entrenamiento continuo y unos ejercicios de calentamiento antes de cada partido, y, por supuesto, practicarlo con la equipación adecuada, comenzando por los pies. Unas buenas zapatillas, mejor si son personalizadas, ahorrarán molestias más allá de los 40 minutos de juego.
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